domingo, 20 de julio de 2008

EJERCICIO DE MEDIACIÓN

Aquí publicamos una pequeña historia que usamos como material para entender mejor la mediación:

"Se dice, que todo depende de cómo se miren las cosas", repitió la voz.

Milo se dio la vuelta y se encontró mirando fijamente a dos zapatos marrones perfectamente limpios. De pie, justamente delante de él (si es que puedes utilizar la expresión estar de pie, para alguien que está suspendido en mitad del aire) había otro chico de aproximadamente su edad, cuyos pies estaban a un metro del suelo.

"¿Cómo te lo montas para mantenerte ahí arriba?", preguntó Milo, ya que esto era lo que más le llamó la atención.

"Eso mismo te iba a preguntar yo", le respondió el chico, "tú debes ser mucho más viejo de lo que pareces para estar de pie sobre el suelo".

¿Qué quieres decir?", pregunto Milo.

"Mira", dijo el chico, "en mi familia todo el mundo nace en el aire, con su cabeza en la altura exacta que va a tener cuando sea una persona adulta, y después crecemos hacia el suelo, cuando ya hemos alcanzado nuestra altura definitiva tocamos el suelo. Por supuesto hay algunos de nosotros que nunca llegan a tocar el suelo, independientemente de lo viejos que sean, pero creo que es igual en todas las familias. Tú debes ser muy mayor, ya tocas el suelo".

"¡0h, no!", dijo Milo seriamente, "en mi familia todos empezamos desde el suelo y vamos creciendo hacia arriba, y nunca sabemos qué altura alcanzamos hasta que no llegamos".

"Qué sistema tan tonto, dijo el chico. "Entonces tu cabeza está cambiando continuamente de altura y siempre ves las cosas de diferente forma. Cuando tienes 15 años, no ves las cosas como cuando tenías 10, y cuando tengas 20 todo volverá a cambiar".

"Supongo que sí", dijo Milo, que nunca había pensado en este asunto.

"Nosotros siempre vemos las cosas desde el mismo ángulo", continuó el chico, "es mucho mejor así, además es mucho mejor crecer hacia abajo que hacia arriba. Cuando eres pequeño no te puedes hacer daño cayéndote porque estás en el aire, y no puedes meterte en problemas por ensuciarte los zapatos de barro, ya que aquí arriba no hay barro".

"Es cierto", pensó Milo.

No hay comentarios: